viernes, 3 de julio de 2009

historia de la plaza de ACHO, por B. PUIGGROS

HISTORIA DE LA PLAZA DE TOROS DE LIMA "PLAZA DE ACHO"
La historia de la Plaza de Toros de “Acho” empieza al sábado 22 de febrero de 1762, cuando los habitantes de la ciudad de Lima celebran la llegada del Virrey Manuel Amat y Juniet en los terrenos denominados del Acho (HACHO es una palabra quechua que significaba “parte alta” ósea desde donde se ve el mar y llegar las embarcaciones al puerto del Callao) con una corrida de toros.
Este fue el primer intento de establecer un lugar especialmente construido para las celebraciones de las corridas de toros en Lima. Por el año del 1765 el acaudalado vecino de la ciudad de Cañete, don Agustín Hipólito de Landaburu, se decidió a construir una verdadera plaza de toros firme, ya que desde 1762 ya había una construida de madera en los terrenos de Acho, y para que hiciera las gestiones administrativas ante el virrey Amat, confirió poderes a su cuñado don Juan José Belzunce, quien se trasladó a Lima, y en el mismo año de 1765 obtuvo la autorización concediéndole el permiso para la construcción de una plaza de toros firme, también le autorizó el permiso para celebrar ocho corridas de toros cada año, y de las utilidades se deberían entregar una determinada cantidad al Hospicio de los Pobres, que regentaba la Real Junta de Beneficencia. La historia cuenta que al constructor y propietario de la plaza firme de Lima don Agustín Hipólito de Landaburu cuando se le preguntó ¿a cuánto había ascendido la inversión de la construcción de la Plaza de Toros de Lima?, éste respondió que la construcción había costado 107,609 pesos y 6 reales.
Vista exterior de la plaza de Acho
La fecha de inauguración de la Plaza de Toros de “Acho”, según las investigaciones realizadas por el doctor Aurelio Miro Quesada Sosa llegó a determinar que la primera corrida se celebró el 30 de enero de 1766, en la que se lidiaron 16 reses destinadas para diestros de a pie y a caballo. En el cartel de esta corrida inaugural figuraban los espadas “Pizi”, “Maestro de España” y “Gallipavo”, los tres peruanos. Y el primer toro que pisó el ruedo de Acho para ser lidiado se llamó “Albañil Blanco”, procedente de la hacienda Gómez, ubicada en la localidad de Cañete (sur de Lima) y lucían la divisa rosa y caña.
La historia señala que a ésta primera corrida asistió el Virrey Manuel de Amat y Juniet, y que el festejo se realizó aún pendiente del permiso y autorización del Rey de España Carlos III, que un año más tarde se dio por Real Cedula. El contratista de la plaza don Agustín Hipólito de Landaburu se dedicó a explotar el negocio de organizar corridas de toros con bastante acierto, pues obtenía muy buenas utilidades cada temporada. A la muerte de don Agustín Hipólito de Landaburu continúo explotando la Plaza de Toros de “Acho”, su viuda, la misma que fue asesorada por su hermano don Juan José Belzunce, quien también antes había asesorado a Landaburu. A la muerte de la viuda, fue su hijo don Hipólito de Landaburu y Belzunce quien heredó sus cuantiosos bienes, entre ellos la Plaza de Toros, quien no continúo la labor de sus padres, al marchar a España y luego de ser enviado a Francia, su albacea don Hipólito Unánue se hizo cargo de la plaza de toros.
En el año de 1832 don Hipólito Unánue como albacea de Landaburu y Belzunce dejó como legado testamentario de su patrocinado la Plaza de Toros de “Acho” a favor del Hospicio de los Pobres, administrada por la Junta Real de Beneficencia de Lima (actualmente forma parte del patrimonio de Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, propietaria de la Plaza de Acho), para su explotación a favor de dicho hospicio. La entidad propietaria del coso taurino limeño procedió a sacar a remate la explotación de dicho inmueble, siendo el primer asentista don José Antonio Morote.
La antigua y vieja Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho” sufrió con el correr del tiempo tres grandes modificaciones: la primera se efectúo en 1865, la que fue denominada de “refacción”, con motivo de prepararla para la celebración de su centenario; la segunda y la más importante en 1944, denominada la “remodelación” a cargo de la Sociedad Explotadora de Acho, de común acuerdo con la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima (nombre anterior que llevaba la propietaria del viejo coso rimense) ; y por último las obras realizadas en el año de 1961, a la que se ha denominado de “ampliación” ya que el área de la plaza fue aumentada con los grandes patios de ingreso, formando atrios, pérgolas y explanadas, así como la edificación de un restaurante, dos bares y un Museo Taurino.
La antigua Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho” tenía una capacidad para 6,300 personas y un ruedo con 90 metros de diámetro. Con la remodelación del año 44 la nueva estructura de la Plaza de Acho se ahondó, teniendo el ruedo ahora 60 metros de diámetro, y también se la elevó sobre las mismas columnas (sin modificarlas) columnas conocidas como “machones” (columnas o contrafuertes) y que se conservan originalmente construidas desde 1765 en barro y caña, ésta vez la nueva capacidad de la plaza se había ampliado aproximadamente para 13,300 personas.
La llamada reinauguración tras la remodelada Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho”, se llevó a cabo el 7 de enero de 1945. El cartel de la tarde inaugural estuvo conformado por los toreros españoles Rafael Ponce “Rafaelillo”, Juan Belmonte Campoy y el peruano Adolfo Rojas “El Nene”, que esa tarde tomó la alternativa de matador de toros. Aquella tarde se lidiaron seis toros de la ganadería nacional de “La Viña”, de propiedad de don Víctor Montero, con divisa celeste y blanca.
Es por el año de 1946, y por gestión de Manuel Solari Sawyne “Zeñó Manué” por intermedio del diario decano “El Comercio” se establece la ‘Temporada de Octubre’, más tarde llamada ‘Feria del Señor de los Milagros’. Esta idea de crear una temporada o feria partió de su antecesor don Fausto Gastañeta “Que se Vaya” en 1942, también desde las páginas del diario “El Comercio” y fiel a sus convicciones Manuel Solari continúo llevando a cabo. A partir de ese momento se inicia una nueva página en la historia taurina del Perú.
La feria limeña se inicia un 12 de octubre de 1946, en el cartel seis toros mejicanos de La Punta, para los diestros Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” (español), Luis Procuna (mejicano) y Alejandro Montani (peruano). Aquella tarde partieron plaza un jinete campero andaluz, un charro mejicano y un chalán peruano. Esta feria por razones políticas en 1948 sólo se redujo a novilladas. Del 1949 al 1951, esta ya prestigiosa y postinera feria, se lleva a cabo en la Monumental Plaza de Lima, también conocida como Plaza de Chacra Ríos (hoy es el Coliseo Amauta). Nuevamente desde 1952 hasta nuestros días se realiza en la Bicentenaria Plaza de Toros de Acho. En el año de 1996 se realizaron las corridas conmemorativas por las ‘Bodas de Oro’ con motivo de los 50 años de la Feria del Señor de los Milagros, al igual que en 1946 partió plaza un jinete campero andaluz, un charro mejicano y un chalán peruano, y en el cartel se lidiaron toros mejicanos de Javier Garfias, para los diestros Alejandro Silveti (mejicano), Vicente Barrera (español) y Rafael Gastañeta (peruano).
Un punto importante en la historia taurina del Perú fue el 18 de octubre de 1962, fecha en la que el Museo Taurino de Acho abrió sus puertas al público, en el que se muestran objetos taurinos de gran importancia para la historia taurina. Un año antes se crea el primer Patronato del Museo Taurino para que éste se encargue de la búsqueda de objetos taurinos, los que luego de ser catalogados se exponen a la afición.

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