Han transcurrido varias semanas, desde que el presidente de la República Rafael Correa anunciara que en la consulta popular que realizará en los próximos meses, una de las preguntas diría: “si Ecuador deja o no de ser libre de corridas de toros”. En principio dijo que el lunes anterior iba a entregar las preguntas a la Corte Constitucional para que se inicie el trámite pero, no fue así. Mientras tanto, todos los aficionados a la mejor de las fiestas se han mantenido en medio de una total incertidumbre.
Aficion atropellada
Al medio día de este jueves 13 de enero, el secretario Jurídico de la Presidencia de la República, Alexis Mera, dijo que el presidente de la República, enviará el próximo lunes 17 de enero, a la Corte Constitucional (CC), el listado de preguntas para la Consulta Popular. Es decir, el tiempo se amplía y quienes amamos al mundo del toro bravo, nos mantenemos sin conocer absolutamente nada.Conozco que varios estamentos de la fiesta se han reunido y se encuentran realizando varias gestiones para evitar que se cometa este atropello a la libertad ciudadana y, que muchas otros, continuarán haciéndolo. Pero, en realidad, nadie ni se imagina lo que el presidente enviará como preguntas para esta consulta que, tiene por objeto liberar la violencia, con cambios a las leyes penales. Lamentablemente, entre ellas, está metida la que tiene relación a las corridas de toros.Estaremos pendientes de lo que nos digan el próximo lunes y, conoceremos si son buenas o malas noticias para los ciudadanos inteligentes, a quienes nos gusta este maravilloso arte.
Los políticos a nivel del Ejecutivo o el Congreso en México, Ecuador, Venezuela, siguen molestando. Y si no son ellos, allí están los pseudo- empresarios (con dinero proveniente de fuentes non-sanctas) que se ponen de acuerdo con los ganaderos de ganaderías no definidas para adulterar pesos, edades, cornamentas, y usan la complacencia (“dame la mía”) de autoridades locales y jueces de plaza. A todo esto vemos como el 80% de los asistentes al espectáculo son espectadores sin mucha cultura taurina que digamos, caldo de cultivo para ser engañados en la calidad del espectáculo. Periodistas taurinos, unos más profesionales que otros oportunistas que se pelean entre ellos, sindicatos de toreros que se miran pero no se pasan, en fin. A todo esto, el principio supremo de comportarse con ética queda en un segundo plano frente al poder formal de los poderosos, de grupos oligopólicos o de matones agrupados en pseudo peñas taurinas que llevan diez matracas y se expresan de manera anónima con la aprobación del responsable director de su propio mini portal webs en donde califican al maestro Ponce como “pobre diablo”. ¡Qué bonita familia!
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