Las escuelas taurinas son instituciones creadas para difundir la fiesta de los toros, promover el conocimiento de su historia, crear nuevos aficionados y formar a los jóvenes aspirantes a toreros profesionales.En España, el funcionamiento de este tipo de escuelas inicia en el siglo XIX, como medida para completar y formalizar el aprendizaje tradicional, centrado en la usanza oral de unos toreros a otros, la contemplación de los maestros y el aprendizaje en el campo que resultaban insuficientes ya para aquellos años.En nuestro país, funcionaron varias escuelas taurinas abiertas por la afición de toreros retirados.Por una u otra razón, aquellos esfuerzos no lograron sostener en el tiempo su valiosa tarea.La Escuela Taurina Jesús del Gran Poder, que funciona en la Plaza de Toros Quito, es la de mayor importancia y mejores resultados en cuanto a la promoción de nuevos espadas nacionales.De acuerdo a Manolo Estrada, director artístico del centro, los cursantes deben cumplir un pénsum educativo que incluye asignaturas como historia de la tauromaquia, fundamentos del toreo, conocimiento del toro de lidia y aspectos culturales.Este apartado teórico se complementa con la parte práctica presente en el toreo de salón y participación en tentaderos.Finalmente, la preparación física de los aspirantes es otro de los componentes importantes del proceso de aprendizaje.Los alumnos de la Escuela Taurina son jóvenes entre 11 años y 17 años, varios de ellos con perfil profesional y sueños de convertirse en novilleros dadas sus cualidades y vocación.Con fines académicos, los chicos son ubicados por categorías de acuerdo a su experiencia y nivel de estudios: principiantes, intermedios y avanzados. Los últimos están en condiciones de presentarse en novilladas, los de grados inferiores acumulan experiencia en becerradas, y los cursos prácticos que se realizan mensualmente.Más allá de lo estrictamente taurino, la institución educativa se enfoca también en seguir el desempeño de los chicos en sus respectivos colegios. La idea es integrar la educación convencional con la especializada en tauromaquia, explica José Espinosa, director general de la escuela. En esa lógica, la disciplina, el aspecto psicológico y la participación de los padres son elementos importantes en el proceso.Desde su apertura en 1995, se han formado en este centro taurino decenas de profesionales del toreo. Las últimas promociones de matadores, novilleros y subalternos surgieron de las aulas que funcional en la Plaza de Toros Quito y, claro está, de su propio ruedo.En el grupo de alumnos, se destacan Carlos Lárraga, Cristian Tobar, Daniel Dávila, Lía Navarrete, Curro Suárez, Martín Tobar, entre otros. Esta nómina de bisoños espadas inició ya una difícil andadura por plazas provinciales, probando su valor, acumulando conocimientos técnicos y logrando la experiencia indispensable para convertirse en toreros.
sábado, 4 de septiembre de 2010
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