El pasado sábado tuvo lugar en Ecuador un referéndum en el que el Gobierno que preside Rafael Correa pidió a la ciudadanía que aprobara o desaprobara diez propuestas. Cinco de ellas hacían referencia a enmiendas constitucionales y las otras cinco eran cuestiones sobre asuntos generales.Una de las preguntas de este segundo grupo, la número 8 concretamente, decía: "¿Está usted de acuerdo que en su cantón se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?". El pueblo ecuatoriano se pronunció al respecto y, si bien en la capital ganó el "sí" por un ajustado margen, en la mayoría del resto de comarcas taurinas se impuso el "no". Por ello, en ciudades como Ambato o Riobamba seguirán celebrándose los festejos taurinos con normalidad pero en el caso de la capital, Quito, que acoge la feria más importante del país, la del Jesús del Gran Poder, queda suprimida la muerte del toro.Según Sáncho Dávila, colaborador de la empresa Citotusa, propietaria de los cosos de Iñaquito y Ambato, "esto supone que la Fiesta en Quito no va a ser a la portuguesa, donde no sólo no se mata al toro, sino que tampoco se pica ni se banderillea, sino a la ecuatoriana, que es un nuevo concepto de Fiesta, porque sí que se picarán y banderillearán las reses, aunque su muerte no tendrá lugar en el ruedo, delante del público, sino en los corrales, mediante un puntillazo...
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