sábado, 27 de agosto de 2011

EL DUQUE DE VERAGUA




La existencia de la casa ducal de Veragua va unida estrechamente a la corrida de toros, siendo su nombre uno de los legendarios de la fiesta. Propietarios desde 1849 de la prestigiosa ganadería, mantuvieron su titularidad durante tres generaciones, hasta su venta en 1927 a los hermanos Martín Alonso.

Cristóbal Colón de la Cerda, (1837-1910), descendiente en línea directa de Cristóbal Colón y XIV duque de Veragua (1866-1910), sucedió a su padre, D. Pedro Colón y Larreátegui, como segundo duque ganadero. Alternó su afición a la cría de reses bravas con la política, militando en el partido radical de Manuel Ruiz Zorrilla. Fue elegido diputado por primera vez en 1871 y nombrado vicepresidente del Consejo de Diputados el año siguiente. Desde 1878 pasó al Senado por derecho propio, cuya vicepresidencia ostentó durante varias legislaturas. Intimo amigo de Sagasta, ocupó bajo su presidencia primero la cartera de Fomento y, tras la pérdida de Cuba y Filipinas, la de Marina en dos ocasiones: con el último gobierno de la regencia y con el primero de Alfonso XIII. El último cargo político que asumió fue el de Consejero de Estado en 1904.

Durante el periodo que fue ganadero (1866-1910), los toros de Veragua fueron los que más se ajustaron a las necesidades de la lidia que se realizaba entonces, en la que primaba el lucimiento de los toreros. Eran animales de gran bravura, que mantenían durante los tercios siguientes a varas. Benlliure, como gran admirador de la belleza del toro bravo, sentía predilección por la ganadería del duque de Veragua junto a la de Miura, como lo atestiguan los numerosos toros con estos hierros que esculpió en su obra taurina. Su amistad con el duque le permitió frecuentar su finca en Toledo donde se criaba la vacada: “en el campo, en la ganadería de mi buen amigo el duque de Veragua, y gracias a su bondad, pude estudiar con reposo la escultura de sus famosos toros. Estos trabajos los realizaba siempre en pastelina, que luego vaciaba en yeso. Sirve aquella materia de una manera magnífica para modelar, sobre todo, la parte anatómica, ya que se trataba de estudios del natural y algunos con gran detenimiento”.

El XIV duque de Veragua murió en 1910, y su hijo Cristóbal Colón de Aguilera, XV duque de Veragua, le sucedió también en la titularidad de la ganadería y en la presidencia de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, en cuya creación había participado muy activamente el XIV duque, siendo su presidente desde su constitución definitiva hasta su fallecimiento. Debió ser entonces cuando La Unión de Criadores de Toros de Lidia le encargó a Mariano Benlliure el busto de su primer presidente.
El busto de don Cristóbal Colón de la Cerda, XIV duque de Veragua, refleja la impactante presencia y personalidad del duque, su espíritu fuerte y porte aristocrático, su mirada reflexiva. Benlliure se detiene en el modelado de la marcada fisonomía de su rostro, trabajando de forma más suelta y libre la vestimenta del duque, con un acusado juego de volúmenes y contrastes lumínicos, que le confieren una gran plasticidad a la composición, recurso característico en los bustos del escultor

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